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Funcionarios de la Empresa de Servicios Sanitarios del Paraguay (Essap) agrupados en el Sindicato Auténtico de Trabajadores de la Essap (Sinatrae) pretenden que el Ministerio de Hacienda asuma la cuota de US$ 10 millones que viene pagando anualmente la estatal a varias entidades extranjeras por créditos que suman unos US$ 100 millones.
Argumentan que “la Essap fue creada por ley, pero es obligada a pagar una deuda que no contrajo, impidiéndole utilizar sus recursos genuinos”, porque los créditos fueron asumidos por la Corporación de Obras Sanitarias (Corposana).
Los recursos que transfiere a las entidades extranjeras “podrían estar utilizando para financiar obras que permitan mejorar el servicio que presta y ampliar su cobertura en el interior”. Es lo que expresa la nota remitida la semana pasada al directorio de la empresa del Estado. Firman la nota Víctor Ocampos, secretario general de Sinatrae, y Vicente Núñez, secretario de actas.
Los préstamos serán cancelados recién en 2028 y en 2035.
No se sabe si los créditos fueron destinados en su totalidad a los proyectos porque hace 30 años la dictadura campeaba y los contratos se adjudicaban a empresas amigas y sin licitación de por medio.
Los sindicalistas mencionaron también en la nota “la preocupación por la política de que Essap absorba o anexe a las aguateras privadas y juntas de saneamientos deficitarias que perjudican aún más su endeble situación administrativa-financiera”.
Reventó aductora que se sigue pagando
Al menos una de las aductoras instaladas en la década de los 80 registró una avería el domingo último, dejando sin agua potable a unas 100.000 personas de un total de 13 barrios de Asunción.
Apenas existe un acta del año 1978 en el que figura que ese año se había iniciado la ejecución de los trabajos para la colocación de la aductora para asegurar el suministro de agua a los usuarios hasta 2010.
En ese entonces ocupaba la presidencia de Corposana, ahora Essap, Enrique Barrail y la gerencia general, Alberto Ramírez Patiño.
De acuerdo a informaciones oficiales, el tubo de 80 centímetros reventó debido a una excesiva presión en el bombeo, que habría sido por negligencia del o los operadores de turno, o la pésima calidad del material.
Esta situación no debió ocurrir porque las aductoras de hierro fundido dúctil tienen 100 años de uso y más, y la averiada contaba con alrededor de 30 años de uso, según fuentes del ente.
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