La corrosión en cualquier tipo de acero, es el desgaste que sufren los metales por la continua exposición a los factores climáticos o externos que alteran la composición del metal. En otras palabras, es el proceso de descomposición de un material causado por una reacción química con su entorno.
Es importante no confundir con la oxidación de los metales, que es el proceso inicial y que no afecta a las propiedades del material (incluso existen aceros que esa oxidación superficial lo protege de la corrosión como puede ser el acero autopatinable o tipo corten que se emplea en monumentos y estructuras decorativas)
Dependiendo de la composición química del acero, este presentará mayor o menor resistencia a la corrosión. En general los aceros inoxidables (además de hierro y carbono llevan cromo en su composición) presentan una mayor resistencia a la corrosión sobre todo en contacto con ambientes marinos o aguas con alta salinidad.
El acero al carbono presenta mejores cualidades (dureza, flexibilidad) que el inoxidable y una ventaja que lo hace más competitivo: el precio. El inconveniente es que, cuando esta en contacto con el exterior, en las mismas condiciones, tiene una mayor facilidad de corrosión.
Por lo tanto, en aceros al carbono, es importante protegerlos con un tratamiento para evitar la corrosión del mismo y de esta manera alargar su vida útil. Estos tratamientos son imprescindibles en equipos y piezas accesorias, como es nuestro caso, que van en contacto directo con las cambiantes condiciones atmosféricas, y, además están expuestos al paso del agua.
Hay varios tratamientos para proteger los aceros al carbono en la fabricación de filtros y elementos de calderería. En el mercado los mas habituales son:
En LAMA SISTEMAS DE FILTRADO aplicamos desde hace más de 30 años un tratamiento superficial a nuestros fabricados de acero al carbono, conocido como Nanotecnología.
El proceso básicamente consiste en tomar las ventajas de cada sistema de los tratamientos anteriores. Nuestros equipos se someten a un proceso de baños por inmersión y aplicaciones de diferentes soluciones ácidas que logran quitar la oxidación inicial y conseguir la rugosidad superficial necesaria para la adherencia de la pintura. Después, una vez seca la pieza, y mediante un robot de pintado, se aplica la pintura que se polimeriza en hornos para conseguir el acabado final.
Con este procedimiento, único en el sector, nos aseguramos de que la limpieza y rugosidad necesarias para el pintado posterior llega a todo el interior de la pieza sin que se queden zonas sin tratar, asegurando una correcta adherencia del pintado posterior. El pintado asegura el color uniforme y se asegura la resistencia anticorrosiva de la pieza y la protección ultravioleta. Además, la garantía de los productos tratados con Nanotecnología aumenta a dos años de duración.
En LAMA, tenemos equipos que llevan mas de 20 años instalados en exteriores y sin ninguna presencia de corrosión gracias a este sistema.
Igualmente realizamos protecciones con pinturas y engomados para aplicaciones especiales donde es necesario el uso de aceros al carbono. Tenemos los recursos necesarios para adaptamos a las especificaciones particulares de cada proyecto.