Una explosión le costó la vida al menos a seis personas este miércoles en East Harlem, un barrio latino de Nueva York que hoy está enlutado y buscando explicaciones para la tragedia. Una pérdida de gas es la pista más fuerte.
Un inquilino en uno de los edificios destruidos, Rubén Borrero, dijo que los residentes se habían quejado ante el propietario por el olor a gas apenas el martes, la víspera del desastre.
Hace unas semanas llamaron a los bomberos por el olor, y aseguró que era tan fuerte que un inquilino en el último piso dejó permanentemente abierta la puerta a la azotea para obtener ventilación.
"Era insoportable", remarcó Borrero, que vivía en un apartamento del segundo piso con su madre y hermana.
El departamento de bomberos dijo que en una revisión de sus expedientes no encontró casos en el último mes en el que los inquilinos de ambos edificios hubieran informado de olores o fugas de gas.
Jennifer Salas vivía en uno de los edificios. La mujer le dijo al diario The New York Times que su esposo, Jordy Salas, y su perro estaban en el edificio cuando ocurrió el derrumbe y estaban desaparecidos.
"Hay seis niveles en el edificio, cada piso tiene un departamento", indicó. "Anoche olía a gas, pero el olor se desvaneció y nos fuimos a dormir", relató.
Los bomberos trabajaron durante todo el miércoles para apagar el fuego bajo los escombros
Edward Foppiano, vicepresidente senior de ConEd, dijo que sólo hay registro de una queja por olor a gas de cualquiera de los inmuebles siniestrados, y que fue en mayo, en el edificio contiguo al de Borrero. Era una pequeña fuga en la tubería del cliente y quedó reparada, dijo.
La última vez que la manzana fue revisada fue el 28 de febrero, como parte de una revisión de rutina, y no se detectaron problemas, dijo Foppiano.
La Iglesia renovó su instalación de gas en 2013
Los dos inmuebles destruidos, los números 1644 y 1646 de la avenida Park, eran edificios de apartamentos de ladrillo de cinco niveles. Uno tenía una tienda de pianos en el primer piso, el otro una iglesia.
Registros de la ciudad muestran que el edificio donde Borrero vivía estaba a nombre de Kaoru Muramatsu, propietario de la tienda de pianos. The Associated Press realizó llamadas a un número telefónico que estaba a nombre de Muramatsu, pero no hubo respuesta.
Los registros de construcción de los edificios no muestran ninguna obra en marcha en ninguna de las dos direcciones, pero el edificio con la iglesia había obtenido permisos e instaló 36,6 metros (120 pies) de tubería de gas nueva en junio pasado.
Con Ed informó que aún falta por ver si la fuga fue en la tubería principal de la compañía o en una instalación hecha por terceros en la tubería interior. La línea de gas central que abastece al área fue hecha de plástico y hierro fundido, y el hierro data de 1887, de acuerdo con Foppiano.
"El tiempo no es por sí mismo un problema con el hierro fundido", indicó al señalar que Con Edison tiene un programa de reemplazo de hierro fundido y la compañía no tenía programado retirar la tubería en el próximo trimestre.
Los vehículos estacionados quedaron aplastados por los desechos
Un equipo de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte llegó al lugar para investigar. La agencia investiga los accidentes de tuberías, además de los desastres de transporte.
Bob McGee, el portavoz de ConEd, dijo que un residente de un edificio junto a los dos que colapsaron había reportado olor a gas dentro de su apartamento y pensó que podía venir de afuera. La empresa de servicios públicos envió dos cuadrillas dos minutos después de la llamada de las 9:15 de la mañana, dijo McGee.
La tragedia paralizó el vecindario de East Harlem mientras la policía montaba retenes para mantener a los residentes lejos del lugar. El derrumbe arrojó al aire un humo espeso e irritante para los ojos. Algunas personas llevaban mascarillas quirúrgicas, mientras que otras se cubrían las caras con bufandas o con sus propias manos.
Las aceras estaban llenas de vidrios rotos. Los testigos dijeron que la explosión fue tan poderosa que tumbó los productos de los estantes en las tiendas cercanas.
El tren Metro-North, que da servició a 280.000 usuarios diarios en Nueva York y Connecticut, suspendió durante gran parte del día el servicio hacia y desde la Gran Terminal Central, uno de los centros con mayor número de viajeros en el país, mientras se retiraban escombros de las vías, se revisaba la integridad de la estructura elevada y se hacían recorridos de prueba con trenes por el lugar de la explosión para verificar si las vibraciones no ponían en peligro las acciones de rescate. El servicio se reanudó hasta la tarde.